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Beskrivelse
Tom s de Celano ingres en la fraternidad en 1214 1215, cuando San Francisco regres de Espa a, renunciando a su proyectado viaje a Marruecos. Dios en su bondad -escribe l mismo al referir el hecho- tuvo a bien acordarse de m y de muchos otros... A poco de la vuelta del Santo a la iglesia de Santa Mar a de la Porci ncula, se reunieron a l resueltamente algunos letrados y nobles (1 Cel 56s). En 1246, o, m s exactamente, a partir de la decisi n del cap tulo general de 1244, Celano tuvo que asumir de nuevo la tarea de bi grafo oficial de San Francisco; esta vez por mandato del ministro general, Crescencio de Jesi. As lo afirma en el pr logo. No habla, sin embargo, en nombre propio, sino como jefe de un equipo de compiladores: Plugo a la santa asamblea del cap tulo general pasado y a vos, reverend simo padre..., encomendar a nuestra peque ez el encargo de escribir para consuelo de los presentes y recuerdo de los venideros, los hechos y los dichos del glorioso Padre nuestro Francisco; a nosotros que tuvimos de l un conocimiento mayor que los dem s por el trato familiar y constante con l por espacio de muchos a os. Todo hace pensar que Celano no fue solamente el encargado de sistematizar y dar forma al material recibido de los tres compa eros reunidos en Greccio -Le n, ngel y Rufino- y de otros informadores, sino que l mismo formaba parte del grupo, a no ser que se trate de un mero gesto de cortes a fraterna para con los autores del florilegio, teniendo a la vista la carta con que ellos presentaban los relatos al ministro con fecha 11 de agosto de 1246. Esta identificaci n con sus colaboradores aparece en forma m s viva en la plegaria final, dirigida a San Francisco: Mientras escrib amos, nos sent amos bajo el dulce encanto de tu recuerdo, y quisi ramos hacerlo gustar a otros.... Que se trata, m s bien, de un recurso literario, aparece a continuaci n en la petici n que hace por s mismo: Y te suplicamos con todo el afecto del coraz n, padre benign simo, por este hijo tuyo, que ahora y en otro tiempo escribi , por devoci n, tus m ritos; l, juntamente con nosotros, te ofrece y dedica esta obra, que ha logrado llevar a t rmino... (2 Cel 221-24). Lo cierto es que las p ginas de la Vida segunda, por la unidad de estilo, por el lenguaje, por la sistematizaci n de los temas, ponen de manifiesto la mano de Celano como nico responsable de la redacci n.