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Beskrivelse
Cuando planteamos la investigación sobre la escritura histórica y sobre el cambio en el régimen de historicidad1 en el siglo XIX en Colombia,2 es tamos enfrentando los dilemas que en torno al pasado, a la memoria y a sus representaciones afronta nuestra sociedad. A menudo ronda la pregunta sobre la utilidad del conocimiento histórico en una época en la que la inmediatez es la medida de profundidad que rige el conocimiento y en la que el pasado, a menudo, es considerado un lastre que hay que deshechar.3 No obstante, el conocimiento histórico sigue proveyéndonos de mecanismos para analizar las dinámicas y vertiginosas transformaciones de la sociedad, y más aún, para explorar posibles alternativas para encarar el porvenir.Pero ¿de qué modo el estudio sobre pequeños libros olvidados de Historia, cuando aún hacía parte de la retórica, puede plantearnos explicaciones acerca del presente? La respuesta sería de muchas y variadas formas. Esos libros, ya olvidados en los anaqueles dedicados a las antiguallas, fueron una vía de construcción y representación del pasado, fueron el medio por el cual cobraron forma los consensos sobre los hechos que habrían de signar el "ser colombiano" y la pertenencia a una entidad con un pasado concebido como punto de convergencia de la vida comunitaria y política.