Todos Somos Whitman

No dejes que termine el d a sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sue os... no dejes de so ar pues solo en sue os puede ser libre el hombre. As dej escrito Walt Whitman ya que para l cada ser viviente es un milagro, un instante y una eternidad, un s mismo, un ser todos, ser en cuerpo y alma parte viviente del Cosmos. Ser un milagro de la creaci n es lo que leemos en el ltimo poemario de Luis Alberto Ambroggio, "Todos somos Whitman," en donde el autor dialoga con el eco del genio, ese eco que resuena en cada cosa viva que este ve a su alrededor como si en cada cosa viera su vida, un instante, el porvenir. So ar es hacer de la poes a una utop a, un deseo, un fragmento de la realidad. Pilar de la cultura norteamericana del siglo XX, Whitman sigue siendo le do por quienes se buscan a s mismos y, como pide Ambroggio, a los otros por el acto del amor, la integraci n de aquello que nos constituye, la luz, la oscuridad, la comprensi n, un todo que brilla en lo oscuro y nos da serenidad, mirada, comprensi n alzando en nosotros ese deseo de vida, de fecundar, de dejar ser a quienes viven en nosotros, desde nosotros, y con nosotros. En este libro hay identidad, hay consuelo, hay amor, esa semilla fecundadora de palabras, de contradicciones, de r bricas para amamantar la sangre de nuestra ra z que a veces, agotada, quiere rendirse en el desconsuelo. Luis Alberto Ambroggio pide o rnos en el dolor, en la alegr a, en la luz de los astros, que hacen crecer bajo nuestras huellas una brizna de hierba.