Tierra de brujas

La pen nsula ib rica es una zona de grandes contrastes; cada zona, regi n, poblaci n cuenta con costumbres propias, con creencias que se han ido arraigando y conformando a trav s de un mestizaje contin o sufrido a lo largo de la historia. Es por este motivo, que no podemos tratar el tema de la brujer a como una unidad; cada lugar tiene sus peculiaridades y existen diferencias muy significativas, tanto en la forma de ver el fen meno social como en su desenlace, aunque todo lleve el mismo nombre de "caza de brujas".Para los demon logos como Bodin, Del Rio, De Lancre y otros coet neos de los siglos XVI y XVII, la brujer a estaba causada por la agitaci n del diablo en el mundo, y las brujas participaban en un culto secreto que la Iglesia deb a destruir y acabar de raiz junto con sus poderes mal ficos.Si las brujas eran el arma que utilizaba el diablo para sembrar el caos y la destrucci n, l gico era pensar que elimin ndolas se acabar an tambi n todas sus desgracias. Y es que, en esa poca, los males eran muchos, y acusar al sector social m s bajo fue lo m s sencillo para encontrar una causa como respuesta a la devastaci n de las tormentas, al granizo que asolaba las cosechas, a las muertes del ganado, a los fallecimientos de mujeres durante los partos, a fiebres y enfermedad de origen desconocido... la m nima duda, el m s nfimo acto o cualquier evento negativo se le dio por origen la mano de "la bruja".