Tiempos de Cambio

Estamos en tiempos de cambios, cambios como nunca antes se han visto en la historia, de magnitudes tales que nos cambian incluso a los que no queremos cambiar, a los que nos negamos a aceptar el hecho de que nada es permanente, que lo que nuestros padres consideraban inadecuado, impropio de la sociedad que vieron en la segunda parte de sus vidas, cuando ten an hijos ya crecidos, no lo era, no al menos de la forma en que lo es ahora en que casi no hay tiempo real para asimilar tantas y tantas cosas que suceden en el mundo y que nadie puede parar ya. No hay nada, absolutamente nada que permanezca tal cual por mucho tiempo. Ni el concepto de familia que se multiplica por cien, por mil, adquiriendo l mites insospechados, hasta la inmensa pobreza que se va acumulando por doquier mientras unos pocos, los privilegiados, se van adue ando cada vez m s de la tarta que, en teor a, deber a ser de todos o, al menos, a la que todas deber amos tener acceso por peque o que fuera. No es as y es posible que nunca lo sea. Los excluidos se amontonan por el mundo, indefensos, aislados, olvidados por un sistema que tarde o temprano tocar fondo cuando la productividad no se pueda mejorar m s, cuando no haya m s que producir, cuando los derechos, la riqueza, el poder, est n en manos de unos pocos que gobernar n el mundo a su antojo sin que los dem s, todos nosotros, tengamos la menor oportunidad de revertir una situaci n que parece ya irreversible. Pero si ocurriera, si el milagro si produjera y el hombre cayera en la cuenta de que por encima de todo est n los seres humanos, ser tarde ya para millones y millones de individuos que habr n pasado por la vida cual fantasmas y de los que no quedar ni recuerdos. As es el mundo que no est tocando vivir. As son las desalmadas corporaciones que regentan el mundo por encima de los propios gobiernos incluso cuando unos pocos de estos querr an cambiar lo que, seguramente ya saben, no podr n. A veces, me averg enzo del ser humano, de la inmensa codicia con la que se entrega a la vida, siempre insatisfecho con todo, siempre listo para generar m s poder, m s dinero, m s riqueza por mucho que la que ya posee le alcanzara varios milenios sin necesidad de levantar un dedo nunca m s. Me averg enzo de los pol ticos casi todos los d as, tan pagados de s mismos, incapaces de lidiar seriamente con lo que realmente ata e a los ciudadanos de a pie. Me averg enzo de la sociedad en la que nos estamos convirtiendo con los mismos prejuicios de siempre, s lo que ahora silenciados por leyes que no dejan de ser palabras vacuas y sin ning n significado. El mundo tiene los a os contados, no s si 20 o 200, pero si no somos capaces de cambiar la vista y poner otro rumbo hacia lo cierto, hacia las personas, hacia la igualdad, hacia todos y cada uno de los ciudadanos que lo pueblan, un d a nos daremos cuenta de que ya no hay hacia d nde mirar, que nuestro ombligo es demasiado peque o para resistir las embestidas del remordimiento que, de eso estoy seguro, ha de llegar un d a.