Soy Cracked

La Madre, la protagonista kurda de la historia, está sometida a las decisiones que otros toman por ella. La falta de libre albedrío y de experiencia la arrojan a un mundo no deseado. A una edad muy temprana, una noche insoportable se convierte para ella en el estallido de un torrente de problemas. Cerca de su vejez, se ve empujada a un lugar en el que no había estado antes. En consecuencia, el turismo de fe que emprende la lleva a dejar de apegarse a lo probado y verdadero para adquirir un desarrollo personal. Desde entonces, sus horizontes se amplían y aumentan en ella el abanico de conocimientos y la confianza en sí misma. Sus derechos humanos han sido violados por un matrimonio forzado. Aunque vuelve a casarse, la grieta causada por el primer matrimonio no se borra. De hecho, se convierte en parte integrante de ella. Ella no es como un espejo que no contiene imágenes ni graba momentos de la vida de una persona. De hecho, su memoria, similar a la de una cámara de vídeo, se convierte simultáneamente en el resumen de su pasado y su presente. La recopilación de presencias y ausencias posteriores, así como de pasado y presente, la convierten en una criatura sobrecargada.