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Beskrivelse
SOMBRAS QUE VAGAN POR LA LLANURALa regi n del Camag ey: una llanura inmensamente desproporcionada que ocupa la barriga del caim n cuya forma adopta Cuba, la mayor de las islas caribe as, constituye el escenario geogr fico donde transcurren las historias que recogemos en esta colecci n, relacionadas con pocas nost lgicas y con personajes simb licamente reales, que pudieron o no existir en tiempos lejanos, pero que en esencia corresponden a un escenario literario de ficci n.En ese escenario nost lgico de una poca que no volver a sucederse, los protagonistas juegan el rol que les depara el incierto destino a que est n sometidos, enfrent ndose confiados, sin temor, a infortunios y adversidades, a veces hasta sonriendo y en otras con mirada sombr a, perdida en la inmensidad de la llanura, valientemente, siempre de frente e inmersos en un esquema del que en ocasiones luchan por librarse, pero que en muchos casos les resulta imposible de hacerlo.No son relatos de ciudad, sino de campos, de viejas costumbres, de acciones naturales en un marco pintoresco que fue la Cuba de la primera mitad del siglo XX. Campos, pero campos llanos, de escasa vegetaci n, donde la vista se pierde en el infinito y una figura puede divisarse a distancias inimaginables.Paisajes completamente mon tonos, sin accidentes geogr ficos, salvo un r o, una laguna o un arroyo, generalmente alejados de la costa en una de las regiones m s continentales de una isla sin continente. Porque la masa continental est lejos, a cientos de kil metros: una al norte de habla preferentemente anglosajona y otra al sur la m s pobre, la de los verdaderos nativos del continente.Muchas islas conforman el Caribe, mar cuyo nombre responde a los belicosos indios que habitaban muchas de estas islas, preferentemente Borinquen (Puerto Rico). Dentro de stas, el archipi lago cubano con m s de 1000 cayos y peque as islas y su original forma acaimanada es el m s grande, pero archipi lago solo como t rmino geogr fico o de nombre, o para defender sus l mites territoriales, porque all solo se piensa como cubano, como si todo el mundo viviera en la isla grande, aunque la inmensa mayor a as lo hace.La isla fue dividida durante muchos a os en seis provincias, entre las cuales la m s llana y segunda en tama o, despu s de la regi n m s oriental, hered el nombre de sus ancestros diezmados y exterminados por la conquista: el nombre de Camag ey, tal vez como recuerdo del infausto encuentro de dos culturas y el exterminio de la menos desarrollada por la europea, una cultura con un desarrollo muy superior, pero as transcurren generalmente las conquistas. Y en una de las aldeas pac ficas de la regi n: el cacicazgo del Camag ey, ocurri una cruenta matanza en que la sangre cubri la tierra e inund el agua de los r os aleda os.Pero estos no son relatos de ciudades, sino de los habitantes que viv an en aquellos paisajes mon tonos, aburridos y desolados en la menos poblada de las regiones del pa s. Historias que transcurren entre sabanas, ca averales y hasta montes. Donde la realidad y la ficci n se funden en un solo elemento y salen a relucir las heroicidades, bondades miserias y hasta cobard as de algunos de sus personajes, pero no en un sentido cruel ni exagerado, sino tratando de que sobresalga el lado m s humano del hombre, que lucha en dos frentes: contra la naturaleza y con los propios hombres; y donde pese a sus esfuerzos muchas veces no sale vencedor, pero donde siempre queda un tenue sabor dulce y una esperanza para el pr ximo devenir.