Principio de las pruebas con citometría de flujo

La citometría de flujo es un método útil para obtener el fenotipo y las características de las células. Se basa en la dispersión de la luz por las células analizadas y en la emisión de fluorescencia por parte de éstas. La emisión de fluorescencia se consigue mediante el uso directo de colorantes fluorescentes o una combinación de colorantes fluorescentes y anticuerpos monoclonales. Estos anticuerpos conjugados con fluorescencia pueden detectar y unirse a moléculas superficiales o compuestos internos de las células, lo que permite identificar tipos celulares en una población celular diversa mediante citometría de flujo. Este método fue desarrollado básicamente por inmunólogos que intentaban separar poblaciones puras de células entre sí y, tras proliferarlas en un medio de cultivo celular, estudiar el papel individual de cada célula en el sistema inmunitario. Hoy en día, el uso de tecnologías modernas para aumentar la velocidad de realización de los trabajos y la facilidad para llevarlos a cabo se está extendiendo cada vez más. La citometría de flujo se utiliza habitualmente para identificar la línea celular, analizar el tejido celular maduro y detectar la heterogeneidad en la población de células tumorales. En la última década, el uso de este método en los laboratorios clínicos y en el diagnóstico de diversos tipos de cáncer ha aumentado de forma espectacular.