Picardias, Raterías Y Otras Marramuncias.

Esto de las rater as y enga ifas es tan antiguo como la misma humanidad. En todas las pocas de la historia algunos m s vivos que otros se han aprovechado de la credulidad y buena fe de sus semejantes para estafarlos y despojarlos de sus bienes. Rebeca, la esposa de Isaac, de acuerdo a la leyenda b blica, instigo a su hijo Jacob para enga ar al viejo que estaba ciego, con la finalidad de obtener la bendici n del moribundo. Como Esa , era m s peludo que su hermano, la vieja cabrona le coloco en los brazos y el cuello trozos de piel de cabritos lechales y el enga o surti efecto. Don Rodrigo D az de Vivar, conocido en los bajos fondos con el remoquete del Cid Campeador, le dio en la cabeza a los jud os Raquel y Vidas al cancelarles una antigua deuda con dos arcas repletas de oro, que en realidad solo conten an arena. Crist bal Colon, le hizo creer a un nutrido grupo de poderosos Jud os conversos que uno de los prop sitos de su viaje a las Indias, era el de localizar las 10 tribus perdidas de Israel y estos, ante la incertidumbre de la inminente expulsi n de Espa a y la consabida perdida de sus bienes, financiaron el primer viaje con la esperanza de encontrar un vecindario menos violento y m s seguro. Miguel de Cervantes Saavedra en su obra "los ba os de Argel" inaugura formalmente la estafa conocida en nuestros d as como la estafa Nigeriana. La victima recibe un correo electr nico de un alto funcionario de alg n pa s conflictivo, donde se le anuncia que ha sido elegido para ayudar a sacar de este territorio una importante suma de dinero. A cambio de su colaboraci n ser retribuido generosamente con varios millones de d lares. Una vez ganada la confianza le piden una determinada suma de dinero para desbloquear los fondos o con cualquier otra excusa y esto puede repetirse en varias oportunidades. El elegido recibe abundante documentaci n con sellos forjados de importantes bancos donde supuestamente reposa este dinero. Incluso de una cuenta ya abierta a su nombre en alg n Banco Europeo. De cada 100 personas elegidas al azar, 20 contestan el correo electr nico y 10 env an dinero. En el a o 2017 solo en Europa se estafaron con esta modalidad delictiva una suma superior a los 3000 millones de d lares.