Du er ikke logget ind
Beskrivelse
Terrible y dulc simo, enigm tico y sabio, es a quien se evoca en este libro, el gran exiliado de la conciencia contempor nea: el padre. Padre todo sentido desde el cual se pretenda entender -y que sigue siendo inactual- el Dios Padre religioso, punto de referencia de quienes a n buscan con obstinaci n y humildad el sentido de su propia vida; o bien, el padre espiritual, ancla de consuelo, confianza, consejo, el que plasm Alda Merini en la figura de David Maria Turoldo: «Un cura que disipaba las tinieblas, que acariciaba las carnes ya p tridas por la distancia, un cura que era la memoria .
El padre aqu representa simb licamente el origen y, al mismo tiempo, la Nada hacia donde todo va. Lo buscamos sin saberlo como ciegos o son mbulos, a veces nos alejamos de l con rabia y soberbia, o lo olvidamos con incipiente vanidad. Aun as , l jam s nos abandona y a nosotros no nos es dado abandonarlo, tal parecen sugerir estos poemas, a veces visionarios y dolientes, pero de nuevo con gran fuerza expresiva.
Invirtiendo los t rminos de la relaci n filial, la poeta de hecho se pregunta: « Pero no es el hombre quien sostiene a Dios y, como un eterno Anquises, lo lleva sobre sus hombros y lo hace atravesar ese fondo de infinita soledad que es la vida? .