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Beskrivelse
Nueva edici n corregida, nueva tipograf a, nuevo formato. Dice Lovecraft: "Todas mis historias, aunque sin relaci n entre si, est n basadas en la creencia o leyenda de que este mundo estuvo habitado por otra raza que, por practicar la magia negra, perdi su lugar y fue expulsada, pero todav a vive en el exterior dispuesta a tomar posesi n de esta tierra" H.P. LOVECRAFT En este libro de 512 p ginas una selecci n de lo mejor de Lovecraft. Contiene las siguientes historias: EL MODELO DE PICKMAN, LA TUMBA, LA CASA ENCANTADA, ARTHUR JERMYN, LOS SUE OS EN LA CASA DE LA BRUJA, EN LAS MONTA AS DE LA LOCURA, EN LA CRIPTA, EL HORROR DE DUNWICH, EL CASO DE CHARLES DEXTER WARD. Pero el espect culo fue peor de lo que hab a temido. Hay horrores que superan a todos los horrores imaginables, y aqu l era uno de ellos. De los hongos brotaba un vapor amarillo y luminoso, que burbujeaba a una altura gigantesca en vagos perfiles medio humanos medio monstruosos, a trav s de los cuales pude ver el hogar y la chimenea. Era todo ojos -lobunos y burlones-, y la rugosa cabeza, parecida a la de un insecto, terminaba en una especie de niebla que remolineaba p tridamente a su alrededor y se desvanec a finalmente por la chimenea. Digo que vi aquella cosa, pero s lo he conseguido rastrear su condenable tentativa de forma a trav s de una consciente retrospecci n. En aquel momento no era para m m s que una nube fosforescente envolviendo y disolviendo en una horrible plasticidad al nico objeto en el cual estaba concentrada mi atenci n. Aquel objeto era mi t o, el venerable Elihu Whipple, cuyo rostro ennegrecido me miraba con una expresi n angustiada, como si quisiera advertirme contra el horror que hab a hecho presa en l. No comprendo c mo pude evitar el volverme loco. Creo que lo que me salv fue el hecho de que me hab a estado preparando f sica y espiritualmente para aquel instante crucial, y mis reacciones fueron una serie de movimientos reflejos. D ndome cuenta de que aquel maligno burbujeo no era una sustancia atacable con materias qu micas, ignor el lanzallamas que se ergu a a mi izquierda, puls el interruptor del tubo Crookes y lo enfoqu hacia aquella escena fantasmal. Se produjo una neblina azulada y un fren tico chisporroteo, y la fosforescencia amarilla disminuy en intensidad a mis ojos. Pero no tard en darme cuenta de que aquella disminuci n era s lo de contraste, y que las ondas de la m quina eran absolutamente ineficaces... Ya disponible la tercera selecci n. Buscar en el punto com.