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Beskrivelse
Aplicado de manera cient fica o simplemente como una caricia corporal, lo cierto es que el masaje se practica desde que el hombre existe, aunque su refinamiento empez a codi?ficarse y estructurarse hace ya cinco mil a os. Las nuevas t c?nicas y descubrimientos le someten a una continua reno-vaci n, aunque en lo esencial, en aquello que hace referencia al placer y la curaci n, sigue igual que siempre. Los primeros tratados escritos sobre el arte del masaje se descubrieron en China y est n fechados dos mil quinientos a os antes de Cristo en una obra del emperador Huang Ti, aunque hay historiadores que aseguran que los emperadores chinos acostumbraban a firmar con sus nombres libros que no les pertenec an. Su convencimiento de que eran descendientes divinos les obligaba tambi n a demostrar a sus s bditos que eran capaces hasta de elaborar obras literarias o de medicina. Sea esta primera obra denominada Nei Ching de uno u otro autor, lo cierto es que ya se hablaba por entonces del arte de curar con las manos mediante presiones o pinzamientos en la piel. Los escritos hacen referencia a un sistema que, al comp s de la respiraci n, se empujaba o presionaba en la fase de espiraci n y se soltaba en la inspiraci n, m todo ste alta?mente racional y que es practicado hoy d a por la mayor a de los terapeutas. La explicaci n es f cil: cuando soltamos el aire los m sculos se relajan y, por tanto, podemos actuar sobre ellos, pero cuando inspiramos entran en contracci n y no es el momento de manipular nada. De todas maneras si usted acude a un masajista no es cosa de que vaya observando si el ritmo de su respiraci n coincide con el de las manos, ya que aunque esa t cnica es correcta no es la nica v lida. Unos cuantos a os despu s, durante la Dinast a T'ang, se trat de profesionalizar el arte de la medicina estableciendo ciertas jerarqu as, entre las cuales estaban incluidos los masajistas, los fil sofos y los profesores de gimnasia, entre ellos el c lebre monje Bodhidharma, quien populariz ciertos m todos de rela?jaci n y fortalecimiento mediante masajes y gimnasia, basados en sus conocimientos de la medicina ayurv dica. Paralelamente a los chinos, civilizaciones tan exquisitas como los griegos, los romanos y los egipcios no pod an dejar de lado el arte del masaje y todos lo empleaban con fre?cuencia, aunque cada uno con fines y modos ciertamente dis?pares. Los griegos, por ejemplo, gustaban de untar con aceite a sus atletas y guerreros, ya que estaban convencidos de que as lograr an mejores y m s contundentes victorias. Sab an que unos m sculos bien suaves y previamente calentados por las manos del masajista eran un arma definitiva para procla?marse campeones, algo que hoy d a nadie cuestiona en cual?quier deporte. Por supuesto, tambi n dominaban las t cnicas de reducir dislocaciones, aliviar golpes y mantener sujetas las articulaciones cuando hab a fracturas.