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Beskrivelse
Esta Civilizaci n Maya conoci el cero y el infinito; el cero qued registrado en m ltiples inscripciones descubiertas en los territorios que habitaron. El concepto de infinito lo materializaron en su calendario de cuenta larga, nico en la historia de humanidad, con el que grabaron fechas miles de a os alejadas, incluso de nuestra poca; a este hecho se suma su concepci n del comportamiento c clico del universo, por lo cual indican, entre otros acontecimientos importantes y verificables por la astronom a, una fecha precisa del nacimiento del nuevo ciclo de la Madre tierra: el 13 de agosto del a o 3114 a.C., y una fecha de finalizaci n del ciclo, 5,200 a os despu s, correspondiente a 13 baktunes (bakt n es el singular en su lengua y baktunob el plural); un bakt n es una de las unidades de su calendario de cuenta larga y equivale a 400 a os.Los libros de astronom a que se salvaron de la conquista son una prueba contundente del conocimiento exacto que ten an de la trayectoria de los astros, con una precisi n comparable con la de la astronom a actual. El Tzolkin, su calendario de cuenta corta, de 260 d as de duraci n, constituido por veinte d as diferentes (cada uno con sus propiedades espec ficas) y la numeraci n del 1 al 13, pareciera haber sido creado, adem s del uso cotidiano y simple asociado a las cosechas, lluvias y necesidades b sicas, como una unidad de medida de los ciclos de los diferentes astros, objeto de estudio: La Luna, Marte, Venus, J piter, Mercurio, entre otros. Si se analiza desde otra perspectiva, pudieron haber sido los ciclos de los astros los que dieron lugar a este calendario, como una forma de considerar la incidencia de stos sobre la vida diaria en la tierra.Fue tal el dominio que tuvieron de la astronom a, que, en el legado sobre el nacimiento de su civilizaci n, se describe una representaci n perfectamente coherente de la v a l ctea y del movimiento preciso de los astros que los representan para esa fecha en particular (ratificada por la arqueoastronom a). C mo conoc an la posici n de las Pl yades, las estrellas de Ori n, G minis, la estrella Polar, las constelaciones Escorpi n y la Osa Mayor, en la v a l ctea, de una fecha tan lejana en el pasado, si el desarrollo de su Civilizaci n se supone que se presenta dos mil a os despu s? C mo lograron alinear en forma perfecta sus construcciones para seguir los desplazamientos estelares de manera milim trica? C mo, en ltimas, ten an tal acopio de conocimientos, sin poseer ninguno de los instrumentos de los que disponen nuestros cient ficos en el siglo XXI?Si su legado cient fico ha sido comprobado, justamente de los trozos recopilados del registro hist rico de las ruinas de la Civilizaci n, por qu vamos a suponer inv lida la representaci n continua y meticulosa de los hechos "sobrenaturales", que tambi n se ha rescatado de los trabajos arqueol gicos de su h bitat? El prodigio de tales hechos nos mostrar a a unos hombres que no s lo pose an una excepcional evoluci n cient fica, sino tambi n, un saber completamente desconocido hasta ahora por nosotros, y, por tanto, rechazado como pura supercher a. No fue con esta convicci n que los invasores espa oles quemaron sus libros? Los pocos que sobrevivieron nos permitieron demostrar su erudici n en astronom a y la precisi n de la informaci n de los planetas de nuestro sistema solar. Qu sabidur a ancestral poseer an esos libros que nos hubieran permitido abrir nuestros esp ritus a otro tipo de aprendizaje?Este texto se sumerge en lo que debi haber sido la sabidur a de acceder a otras dimensiones (la teor a f sica actual, teor a "M" del universo, reconoce la existencia de once dimensiones, aunque no sepa como acceder a siete de stas), que igual debi pertenecerle a hombres sabios que la aplicaron en beneficio de su comunidad, o a seres humanos que en su ambici n desmedida decidieron utilizarla en lo que creyeron se