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Beskrivelse
Este libro habla por s mismo de un largo trabajo, de intereses compartidos y de dos estilos diferentes. Despu s de casi tres d cadas de colaboraci n, llama la atenci n que sigamos dando vueltas a las mismas cuestiones sobre la condici n humana y la psicopatolog a. Una de ellas, las relaciones del lenguaje y la locura, da pie a esta obra. Han pasado unos cuantos a os desde las primeras publicaciones sobre el automatismo mental, las voces y la xenopat a: el polo esquizofr nico de la psicosis. El inicial inter s por las relaciones del lenguaje y la locura se ha desplazado, de forma paulatina, hacia los v nculos entre la psicopatolog a y la historia de la subjetividad, y de all , a la constituci n xenop tica del sujeto, esto es, al lenguaje como morada en la que habitamos e ingrediente que nos constituye. Lejos de darnos por satisfechos, nos pareci que avanz bamos un paso m s en nuestro plan cuando a ad amos al an lisis psicopatol gico de las alucinaciones verbales o voces la perspectiva de la historia de la subjetividad. El caso es que concluimos, de forma provisional, que las voces propiamente psic ticas constituyen una manifestaci n exclusiva de la Modernidad, incluso que resulta dif cil concebirlas en otro tipo de subjetividades anteriores. A sabiendas de que no se trataba m s que de una hermosa especulaci n, nos empe amos en dotarla de argumentos cl nicos e hist ricos. Con la introducci n de la perspectiva hist rica nos desmarcamos decididamente del modelo biom dico, hegem nico en la actualidad. Esta obra, con propuestas quiz s atrevidas, ampl a la visi n antinaturalista de las enfermedades mentales con la que estamos comprometidos. Con ello, a los enfoques de otros tiempos sobre la funci n del delirio, los polos de la psicosis, la condici n melanc lica del ser, la articulaci n de lo continuo y lo discontinuo, de lo uno y lo m ltiple, por mencionar algunos de ellos, a adimos ahora el encuadre de la historia de la subjetividad. Un largo camino cuyo punto de partida es la psicolog a patol gica y se dirige a la general, que transita, por un lado, de lo discontinuo a lo continuo, y por otro, de lo m ltiple a lo uno. Y vuelta a empezar, siguiendo un incesante flujo dial ctico. De los ltimos movimientos de ese tr nsito dejamos aqu constancia.