La Simpleza del Porvenir

En cada historia narrada se dibuja la iron?a en una tenue l?nea que no quiere ser contada, que prefiere el falso anonimato del secreto de familia y los turbios pensamientos que no nos atrevemos a decir en voz alta, pero que est?n presentes cada d?a, a cada hora y en el momento menos oportuno. Los personajes que intervienen en La simpleza del porvenir prefieren dejar las moralinas a un lado, guardarse de la pretensi?n de dar consejo o advertir sobre el lodo de ciertos caminos. M?s bien propone ensuciarse las botas y mirar desde la lejan?a como ellos mismos se van hundiendo en su propia humanidad. Puede ser que los personajes tengan una justificaci?n, un Leif motive o algo parecido, pero buscarlos es una p?rdida de tiempo. Despu?s de todo cada uno recopila los mismos miedos, las obsesiones, las pasiones, las ambiciones, los odios que aderezan el pasado, el presente y los d?as por venir. En la simpleza del porvenir se re?nen lo mismo el hombre maduro al cual le ense?aron que el amor y deseo deben estar manchados de pecado y culpa, que el super h?roe que ve cada vez m?s lejanos los d?as de glor?a o el artista que busca en la vida misma la esencia para su obra o aquellos cofrades del erotismo literario como testigos de honor en medio de una enigm?tica liturgia. Quien est? libre de pecados que lance la primera piedra.