La naturaleza absurda de mi creencia

Nuestras creencias constituyen principalmente aquella parte de nuestro pensamiento que damos por sentado, que no tiene contradictores internos, y al que solemos aferrarnos ante lo desconocido. Nuestra creencia religiosa y espiritual, usualmente se nos ha inculcado desde que ?ramos ni?os, y desde este punto de vista, esta creencia viene determinada por el sitio y la cultura donde nacimos. Al tiempo que ?bamos creciendo, madurando en experiencias y en la forma de pensar, fuimos tambi?n modificando esta creencia inicial. En algunos casos, seguimos cultivando y reforzando el h?bito de creer, en otros, quiz?s lo disolvimos, pero seguramente instauramos nuevas creencias. Sin embargo, la naturaleza de la creencia, y m?s a?n, de la creencia religiosa, suele exponerse en los c?rculos cient?fico y filos?fico como carente de sustento y falta de veracidad. Se dice que la confianza en la creencia suele ser absurda, porque no tiene m?s evidencias que aquellas expuestas por las personas que tambi?n comparten la misma creencia.

Pero si profundizamos un poco m?s, no s?lo en los aspectos cient?ficos y filos?ficos de esta creencia, sino que miramos el potencial que tiene en el ser humano de configurar comportamientos que pueden orientarse hacia la integridad, el amor, la solidaridad con los dem?s, y en definitiva hacia una mejor sociedad, vemos que la creencia no parece ser tan absurda como se propone. El autor aborda la creencia religiosa desde distintas perspectivas, utilizando herramientas de pensamiento que surgen de disciplinas diversas como neurociencias, filosof?a y psicolog?a. A su vez, pasa por una zona gris de debates entre creyentes y no creyentes, y finalmente logra plantear una idea m?s robusta de lo que esta creencia puede llegar a significar para el ser humano. Incorpora a dichas reflexiones y planteamientos, sus propias experiencias respecto a la creencia y a ciertos fen?menos que todos debemos afrontar, como la muerte y el duelo, con lo que se enriquecen sustancialmente las ideas planteadas. Desde esta postura, seguramente podremos ver nuestra creencia religiosa y espiritual, no s?lo como una fuente s?lida de sentido de vida personal, quiz?s como ya lo es para muchos, sino bajo unos claros fundamentos que la soportan y la hacen m?s bella y potente para nuestro mundo.