La Gloria de Don Ramiro

En esta novela donde Larreta critica a Felipe II y su contrarreforma, pero solo para buscar m s atr s, en los usos de la arcaica nobleza, los valores m s aut nticos de Espa a: el cristianismo y los fueros feudales, Fernando e Isabel y la conquista de Am rica. Don Ramiro no es un h roe pico como Ivanhoe: es un anti-h roe existencialista arrastrado por los tiempos, su realizaci n o su gloria no radica en su valor, sino en su debilidad, en su paralizadora incertidumbre. Tambi n es considerada por muchos el punto de partida de una nueva novela latinoamericana cuando la Am rica Latina aparece solo en el ep logo, apenas un retablo lime o para colocar los ltimos d as de Don Ramiro En el retrato que Ignacio Zuloaga le hizo en 1912, Enrique Larreta aparece en primer plano, sentado en unos pe ascos; su expresi n es absorta y so adora; est arropado en negra capa; todo en l indica estilo y aristocracia; y, en el fondo, la p trea y l vida Avila, bajo un cielo donde nubes amenazadoras prenuncian la tormenta. Es la Avila de los Santos y de los Caballeros, de los m sticos y de la orgullosa nobleza castellana, el s mbolo de aquellos altivos destinos feudales camino hacia la decadencia y la muerte, y donde Larreta sit a la historia de don Ramiro.Su amigo Maurice Barres imitar su ejemplo y querr ser retratado frente a Toledo, otra fortaleza castellana y ciudad elegida. Enrique Larreta nace en Buenos Aires, en 1873. Estudia en el aristocr tico Colegio Nacional y con posterioridad obtiene los t tulos de doctor en Derecho y licenciado en Ciencias Sociales. Se interesa por los estudios hist ricos y poco despu s se integra al claustro del propio plantel, como profesor de Historia. En 1896, Paul Groussac, director de la revista La Biblioteca lo presenta como escritor con la publicaci n de Artemisa novela corta y lo califica de pr ncipe de la generaci n entrante, es decir, la modernista. La gloria de Don Ramiro aparece en 1908, entre las dem s obras de Larreta, merecen destacarse los poemas de La calle de la vida y de la muerte (1941, su novela gauchesca Zogoibi (1926), y su obra de teatro Santa Mar a del Buen Ayre (1943).