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Beskrivelse
Esta serie de textos cortos muestra el recorrido de un trabajo. Algunos revisitados, otros in ditos hasta ahora, forman una colecci n que soluciona el problema de d nde poner una producci n acicateada por la causa psicoanal tica. En ellos se da vuelta alrededor de los temas. Se comparten para hacer comunidad de trabajo. Son cartas lanzadas para que su destinatario les d el uso que crea conveniente. La Disciplina del Comentario de Textos La palabra m todo significa procedimiento, una serie de pasos para conseguir un determinado fin. Pero su etimolog a est m s pr xima a lo que significa la palabra "tao": Un camino. Hay diferentes maneras de entrar en un camino. Hay una manera procedimental, pero hay otra manera que no lo es. Hay un salir a caminar que es estar abierto al encuentro. Tal vez como "m todo" se convirti en "procedimiento", Lacan no llama siempre a su forma de lectura de esta manera. El nombre propio que le da es "Disciplina del comentario de textos". Es una disciplina en la que uno se va abriendo su propio camino, pero sabemos que las elecciones que hacemos est n determinadas. Somos ingenuos del inconsciente, sabemos que aparte de la voluntad que tenemos, hay siempre otra cosa que puede aparecer, entorpecer y que puede hacer cambiar las cosas de pronto, hacer que aparezca una novedad. La disciplina del comentario de textos es entonces la manera como los psicoanalistas nos relacionarnos con el saber. Es un materialismo del significante en el cual el texto funciona como causa de elaboraciones, de material. Ponemos al texto en el lugar de interpretarnos a nosotros. Constituye una de las patas del tr pode de la formaci n del psicoanalista junto con la supervisi n y el an lisis personal. En los "Principios del Acto Anal tico" se le llama formaci n te rica para-universitaria. No es la posici n de un aprendiz, es una puesta a prueba tanto de mi posici n de sujeto como del texto que estoy leyendo. La posici n de alguien que se hace responsable de los efectos de este encuentro traum tico. El texto debe responderme a m por los problemas que me estoy planteando en mi actualidad, y si no, se abre el camino de la invenci n. Esto puede extenderse desde un texto hasta una catedral, a algo que sucede en la sociedad, algo de la pol tica. El psicoanalista est form ndose siempre como lector. El analizante se forma como un lector de su inconsciente, pero lo que da el paso como psicoanalista es un lector de algo m s all de esto. Lo que toma posici n como miembro de una escuela es un lector de lo que est pasando en su sociedad. Un lector vido, despiadado consigo mismo y con lo dem s. Es el texto entendido como una textura de los significantes que no se est n quietos sino que se deslizan, como dice Lacan en La Conferencia de Mil n. Como sujeto del inconsciente estoy sujeto a esos efectos y estoy conminado a recogerlos para hacerme responsable por ellos, as como pasa con mis lapsus, olvidos y actos fallidos. Lo que se produce en el encuentro con un texto tiene ese mismo estatuto. Esto sucede de una manera an loga pero no id ntica a la interpretaci n en el dispositivo anal tico, de manera que es imposible que la pr ctica de la disciplina del comentario de textos sustituya la experiencia psicoanal tica propiamente dicha... y sin embargo cu ntas veces no llevamos a nuestro an lisis los efectos del encuentro traum tico con alg n texto o con alg n otro producto de la cultura que tiene este estatuto para nosotros