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Beskrivelse
El libro que nos ocupa hoy es pionero, en tanto estudia el corpus integro de las cartas de Arguedas, deteni?ndose en dos temas apasionantes: la conciencia del oficio de un autor enamorado de su patria plural, y las manifestaciones de la pulsi?n que late como el motor de su obra y a la vez detona sus c?spides; el afecto.
N??ez Murillo parte de la premisa que de alg?n modo el epistolario de Arguedas forma parte de su corpus literario, no solo por su frecuente vuelo po?tico, su intensidad emotiva y "el potente n?cleo sem?ntico" de la ni?ez que comparten, sino porque en ?l Arguedas construye su propia imagen a la vez que describe su mundo.
Estos dos temas, esenciales en sus cartas, nos evocan la sabia sentencia de Ortega y Gasset, ""Yo soy yo y mi circunstancia", y constituyen el meollo del libro que nos ocupa. El primero es fascinante, pues revela a Arguedas en busca de un espejo que le devuelva su rostro. Y ese espejo no es otro que su epistolario. Las im?genes se suceden, convertidas en autorretratos que va develando N??ez Murillo. Y se inauguran con lo que hoy reconocemos como el pilar de su escritura: su imagen como wakcha o hu?rfano andino, forastero y despose?do de bienes y de afectos, que recorre toda su obra, desde Los R?os Profundos y "El sue?o del pongo" hasta El zorro de arriba y el zorro de abajo. El ni?o rechazado por su madrastra cuenta como convierte su dolor en un amor inmenso por los indios, a los que nombra en quechua como runas. Y recuerda que dormia en la cocina en la falda de Do?a Cayetana, y contemplaba a los trabajadores de la hacienda, Felipe Maywa y V?ctor Pusa, "como a una especie de ?rboles misteriosamente protectores". Estos autorretratos de Arguedas culminan en su mesi?nica "personificaci?n de la naci?n", para emplear la atinada frase de nuestra autora. Y lo sit?an como heredero de la tradici?n de autores que fueron proclamados como bardos nacionales, desde Dante y Cervantes, hasta Goethe, Walter Scott y Walt Whitman. El "pensamiento fronterizo" de Arguedas (la frase es de Walter Mignolo), propone una nueva versi?n de la noci?n de otredad, al llamar barbarie al maltrato recibido por su madrastra y las crueldades violentas de su hermanastro. Desde tiempos coloniales dicha palabra se emple? para nombrar a los ind?genas de Am?rica, pero en su epistolario Arguedas la resignifica para calificar el abuso sufrido por estos en manos de los hacendados blancos. Al hacerlo, se identifica como andino.