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Beskrivelse
Contrario a lo que suced a en la ciudad, en el campo la gente solo era extrovertida el d a del santo patrono del pueblo o el d a de la independencia. El derroche de fuegos artificiales y la relativa fanfarria ocultaban los eventuales excesos en contra de la moral. Y solo hac an alharaca en oportunidades en las que hab a que demostrar la vocaci n hospitalaria de la comunidad, como cuando recib an visitantes for neos: equipos de futbol regionales, misiones donantes o benefactoras, t cnicos agr colas... Fuera de eso, se mostraban serios y recatados. Nadie pod a imaginar que fueran capaces de alg n relajamiento moral o de un acto de libertinaje, mucho menos de extravagancias mundanas.Era una sociedad conservadora, matizada por siglos de ideas religiosas diversas y contradictorias. El conjunto de los parroquianos viv a en una mezcla de austeridad de corte colonial espa ol, una castigada mitolog a ind gena y un velo de hipocres a del protestantismo angloamericano. En la aldea El Tempisque ten an preponderancia dos idiosincrasias que reinaban sin obstaculizarse: la del campo, que inclu a a las fincas cercanas, y la de la capital cuya influencia se dejaba sentir desde lejos. Solo los finqueros viv an y aprovechaban completamente esas distintas realidades. Y, quiz debido a esa mezcla heterog nea de rasgos culturales, era normal que en el campo se justificara el pecado m s com n como producto de la debilidad de la carne. La lujuria, los instintos y la exuberancia sexual yac an latentes en la poblaci n, pero jam s se hubiera permitido exhibirlas p blicamente.La naturaleza es magn nima. En cuanto a la moral o a la religi n, cada uno sabr c mo actuar de acuerdo a sus convicciones o a sus creencias. Si lo que cuentas de Gumersindo es cierto, pareciera haber tenido un sexto sentido por haber querido ser una gaviota en su ni ez.*****Tito BassiSe me concedi traer a Guatemala desde mi terru o el vicio del caf expreso ma anero y el puro toscano de aroma nico y cautivador. Luego me qued cojo porque la lucha tesonera de la hija de un general logr instaurar la ley antitabaco. Una ley que result ser la m s observada y respetada de la historia de Guatemala El destino me concedi un nombre de pila y un apellido que a lo largo de mis viajes por medio mundo nunca encontr juntos en ninguna otra persona. Sin embargo, la literatura pareci insinuarme el derecho a una rendija en ese mbito cuando, en el oto o de 2006, busqu mi identidad en Internet. Apareci , ante mi gran sorpresa, el libro La vida heroica de Tito Bassi, escrito por Henry de R igner, de la Academia Francesa, en 1914. Decid , entonces, dedicarme a la redacci n de este libro.Env o un caluroso homenaje a la privilegiada tranquilidad, belleza y paz del id lico Tesino, que me vio nacer. Extiendo tambi n mis mejores deseos para Guatemala -el pa s que me acogi y que, al igual que Tesino, est lleno de maravillas-, para que pueda finalmente alcanzar la justicia, la paz y la tranquilidad para todos.