Fundamentos de la osteología

Aunque a menudo se considera una estructura de soporte estática, el sistema óseo es un órgano dinámico con muchas funciones, como darnos nuestra forma humana, permitir la locomoción y la función motora, facilitar la respiración, proteger órganos vitales, producir células derivadas de la médula ósea y desempeñar un papel crucial en la homeostasis. Los huesos son estructuras dinámicas que sufren constantes cambios y remodelaciones en respuesta a un entorno siempre cambiante. De hecho, hay tanto recambio que en 4 años, el esqueleto de una persona joven será completamente nuevo en comparación con su esqueleto actual. Los huesos pueden reaccionar y responder a los estímulos del entorno; pueden hacerse más grandes o más pequeños, pueden fortalecerse cuando es necesario y, cuando se rompen, son de los pocos órganos con capacidad para regenerarse sin dejar cicatriz. Hay 206 huesos en el cuerpo humano. Existen algunas variaciones, ya que los seres humanos pueden tener un número diferente de determinados huesos. Los huesos varían mucho en tamaño, desde los diminutos huesos del oído interno, responsables de transmitir las ondas sonoras mecánicas a los órganos sensoriales, hasta el gran fémur, lo suficientemente fuerte como para soportar 30 veces el peso corporal.