Du er ikke logget ind
Beskrivelse
Elogio del estudio es el tercer libro de una serie que se inici con el Elogio de la escuela y continu con el Elogio del profesor. Su intenci n es pensar de nuevo una vieja palabra: "estudio". Se trata de una palabra pasada de moda y quiz ininteligible para los nuevos discursos pedag gicos, incluso los que se pretenden m s cr ticos. Sin embargo, para los autores y autoras de este libro, constituye una noci n pedag gica fundamental. El t rmino "estudio" no designa la adquisici n de un saber o una habilidad sino, m s bien, un tipo particular de relaci n con las cosas, con los dem s y consigo mismo. Una relaci n atenta, cuidadosa, paciente y sistem tica. Designa tambi n un tipo de inter s o amor por algo, un amor duradero, sostenido y formalizado en una serie de h bitos, conocimientos y t cnicas, que permite establecer una intimidad con el mundo, o con una parte de l, que nada tiene que ver con su privatizaci n sino, por el contrario, con la posibilidad de abrirlo y sostenerlo como mundo com n. Vivimos tiempos de aceleraci n e impaciencia, de privatizaci n, de obsolescencia programada, donde las cosas duran poco m s que el magro inter s que suscitan en un p blico vido de novedad. El mundo desaparece en un voraz torbellino de urgencias. No parecen tiempos para el estudio. Sin embargo, quiz sea precisamente esta condici n actual la que hace del estudio una noci n intempestivamente contempor nea. En los diferentes ensayos que componen este libro se exploran los sentidos de esta vieja palabra, precisamente ahora que los espacios, los tiempos, los rituales y las materialidades que hasta aqu constituyeron su universo espec fico parecen estar seriamente amenazados, sino ya definitivamente extintos. Este libro es, por supuesto, un elogio, una alabanza y la expresi n del temblor por una p rdida, pero tambi n la manifestaci n del deseo de volver con firmeza sobre los propios pasos, a veces con un gesto de melancol a, y del anhelo de que ciertas cosas -el estudio, el estudiar, el estudiante- no desaparezcan definitivamente en los revoltijos de esta poca, en muchos sentidos absurda.