El yin, el yang y el maldito virus que nos unió

Pelayo es un se?oritingo de lo m?s estirado, responsable, camina como si tuviera un palo metido en el ano, su vida es mon?tona y tranquila, y odia el jaleo. Se acaba de mudar con su prometida a un pisito acogedor, pero su problema es que el vecino de arriba, que encima asiste a su misma facultad, adora tocarle las narices cada d?a. Nil es ese vecino tocapelotas, desordenado, ruidoso y m?s pesado que una hemorroide. Sus aficiones son los gatos, los tatuajes, hablar sobre gatos, pasearse en calzoncillos, ver v?deos de gatos cuando est? triste, buscarle un padre o una madre a Anastasia y, por si no ha quedado claro, tambi?n le encantan los gatos. Los dos, en plena pandemia, acabar?n viviendo bajo el mismo techo. Lo negativo: se detestan (o eso es lo que dicen) y podr?an matarse el uno al otro. Lo positivo: los polos opuestos se atraen, as? que no ser?a extra?o que ese maldito virus tan cruel se convirtiese en Cupido para poner sus vidas patas arriba.