El señor Mondrian ha muerto

"Estaba nervioso. A pesar de que en los ?ltimos meses le hab?a dado miles de vueltas al asunto repitiendo una y otra vez que no ten?a nada de malo trabajar por encargo de un canal de TV, que adem?s se trataba de un canal de prestigio que no participaba de la desesperaci?n del circuito comercial y que ?l no estaba dispuesto a ceder ni una l?nea del gui?n original, que a casi todos sus amigos les parec?a lo suficientemente aceptable como para no criticarlo y que su ex mujer no dec?a nada pero hac?a tiempo que quer?a unos pesos y ?l llevaba ya cuatro a?os sin filmar; a pesar de su pregonado cinismo y el me cago en todo y en todos que asum?a casi como un dogma de fe; a pesar de todo eso estaba nervioso. Apretaba la carpeta con el proyecto y le transpiraban las manos mientras la abr?a para releer algunas l?neas que sab?a de memoria. El auto avanzaba lento en la mara?a del tr?nsito porte?o, entre bocinas y gritos destemplados. Parec?a que hac?a mil a?os que hab?a salido de su casa para estar sentado en ese taxi que no se mov?a. La reuni?n era a las once y ya cre?a que no llegaba, aunque hab?a pasado despierto pr?cticamente toda la noche. Sent?a esa vieja molestia a la altura de la nuca, que lo acompa?aba siempre en las situaciones de tensi?n, cuando se convenc?a de la inutilidad de todo esfuerzo y so?aba con escapar a alg?n lugar lejano y apacible. Una isla peque?a, en un mar templado y transparente. El sol que caliente la piel y moleste con sus reflejos.(...)"