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Beskrivelse
Maldiciendo rayos y centellas, se agach sobre la taza, e iba a meter la mano para recuperar su preciada dentadura, cuando de pronto, repar en su cara, que se reflejaba en el l quido amarillo. No pudiendo remediarlo, de su boca escap aquella terrible maldici n: - Jolinas Entonces corri ante el espejo, para comprobar que no estaba so ando. Pero no, aquello era tan real como un mordisco en la lengua cuando uno come cacahuetes. - Ahhhhhhhh, qu diantre tengo en la nariz?