El dióxido de carbono y la vida humana

El monóxido de carbono puede provocar una intoxicación, que suele producirse por la inhalación de monóxido de carbono (CO) a niveles excesivos. Los síntomas suelen describirse como "gripales" y suelen incluir dolor de cabeza, mareos, debilidad, vómitos, dolor en el pecho y confusión. Las grandes exposiciones pueden provocar pérdida de conocimiento, arritmias, convulsiones o la muerte. La clásica "piel roja como una cereza" rara vez se produce. Las complicaciones a largo plazo pueden incluir sensación de cansancio, problemas de memoria y problemas de movimiento. En las personas expuestas al humo, también debe considerarse la toxicidad por cianuro. La intoxicación por monóxido de carbono puede producirse de forma accidental, como un intento de acabar con la propia vida o como un intento de acabar con la vida de otra persona. El monóxido de carbono causa principalmente efectos adversos al combinarse con la hemoglobina y formar carboxihemoglobina (HbCO) impidiendo que laque la sangre transporte oxígeno. Además, la mioglobina y el citocromo mitocondrial se ven afectados. El diagnóstico se basa en un nivel de HbCO superior al 3% entre los no fumadores y superior al 10% entre los fumadores.