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Beskrivelse
El extreme?o casi ha quedado restringido a c?rculos sociales peque?os y principalmente en entornos muy rurales, con un vocabulario tambi?n reducido a estos entornos por que un d?a quedo atrasado o bloqueado por el castellano normativo. La mayor?a de la gente no sabe que el castellano tambi?n fue en una ?poca un habla r?stica que apenas se escrib?a, y tuvo un proceso hasta que empez? a escribirse y m?s tarde, a normalizarse. Si decimos que el extreme?o es castellano "mal hablado", se puede decir que el castellano tambi?n es lat?n "mal hablado". Decir higo, hacha o hacer (en castellano) no son sino deformaciones de los t?rminos m?s arcaicos "jigu", "jacha" o "jadel", que conservan aspiraciones procedentes de efe inicial latina y que en Extremadura si pronunciamos. Tenemos la paradoja de que la forma m?s cercana al lat?n es la desprestigiada, la "peor vista". Hay qui?n cree que el habla debe imitar a la escritura cuando es precisamente al rev?s: la escritura surge para representar e imitar el habla. A cada letra no corresponde un sonido (v?ase la h; o la u de guerra o queso en castellano) y el extreme?o, al igual que por ejemplo el franc?s o el ingl?s, est? simplemente m?s alejado de la norma ortogr?fica escrita, lo que no hace ni mejores ni peores a estos sistemas ling??sticos. Hay un prejuicio generalizado entre los extreme?os al decir que hablamos mal, es de enorme gravedad (que suele subestimarse) no hay argumento que pueda sustentar tan extra?a tesis. Se trata, adem?s de un prejuicio debidamente fomentado por la RAE y los medios de comunicaci?n. Los profesionales de los medios de comunicaci?n emplean ?nicamente el habla de la gente de la calle cuando se trata de programas poco serios en general, siendo presentados en cambio los telediarios o los programas serios y culturales por personas que imitan grotesca e infructuosamente el habla de los madrile?os, lo cual constituye una tremenda "catetada".