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Beskrivelse
La causa principal que me movi a escribir este di logo fue deseo de manifestar la justicia del Emperador y la iniquidad de aqu llos que lo desafiaron, y en estilo que de todo g nero de hombres fuese con sabor le do, para lo cual me ocurri esta invenci n, de introducir a Car n, barquero del infierno que, estando muy triste porque hab a o do decir ser ya hecha la paz entre el Emperador y el rey de Francia, de que a l ven a mucha p rdida, viene Mercurio a pedirle albricias por los desaf os que el rey de Francia y el rey de Inglaterra hicieron al Emperador. Por ser la materia en s desabrida, mientras le cuenta Mercurio las diferencias de estos pr ncipes, vienen a pasar ciertas nimas que con algunas gracias y buena doctrina interrumpen la historia. Esta invenci n me pareci al principio tanto buena cuanto a la fin me comenz a desagradar, de manera que lo quise todo romper. Mas si ndome despu s loado por algunas personas cuya prudencia est lejos de enga arse en semejantes cosas, y de cuya gravedad y bondad no se puede presumir ni tener sospecha de adulaci n, quise dar m s cr dito a su parecer que al m o. Y mostrelo a uno de los m s se alados te logos, as en letras como en bondad de vida que en Espa a yo conozco, por cuyo consejo enmend algunas cosas de donde los calumniadores pudieran tener achaque para calumniarme. Aconsej bame allende de esto que as como pongo nimas de muchos estados que se van al infierno y sola la nima de un casado que va al para so, pusiese de cada estado de aqu llos un nima que se salvase, diciendo que de otra manera los otros estados se podr an quejar, si ndoles aqu los casados preferidos, y que con esto no solamente quedaba excluida la calumnia, mas la obra muy perfecta. Y aunque en esto no me pareci tener menos raz n que en las otras cosas de que me hab a avisado, excuseme diciendo que mi intenci n hab a sido honrar aquellos estados que ten an m s necesidad de ser favorecidos, como es el estado del matrimonio, que al parecer de algunos est fuera de la perfecci n cristiana, y el de los frailes que en este nuestro siglo est tan calumniado. Y a esta causa, poniendo un casado que sub a al cielo hice menci n de un fraile de San Francisco que hab a llevado aquel camino. De manera que (a mi parecer) ninguna raz n tendr n los otros estados de quejarse