Dador

Dador es un libro de poemas que public? Jos? Lezama Lima en 1960. Tras un silencio de m?s de diez a?os, Lezama reaparece en su Habana natal, con este libro. Aqu? la poes?a y el esfuerzo del poeta se presentan como una especie de don. Aqu? el dador, la persona dotada de la gracia de la creaci?n, interviene en un mundo cuyas reglas son tambi?n po?ticas.

En esta nueva etapa, el poeta asume un nuevo papel: el de Dador, el que entrega. Si antes era el poeta el que procuraba poseer, ahora sucede el proceso inverso. El poeta ofrece otra belleza que no reside precisamente en el fluir. M?s bien se manifiesta en una especie de aspereza en el tr?nsito de las im?genes, dadas por su car?cter no contemplativo sino transformador.

Dador es uno de los atributos del Esp?ritu Santo, Dador de las felicidades, de la sobrenaturaleza. Tambi?n el poeta es Dador del acceso a la plenitud de la imagen. Lezama vive un momento de ilusi?n en un mundo en que, seg?n sus creencias, la resurrecci?n se consigue mediante la poes?a.

Esta visi?n circular de la poes?a, la creaci?n literaria, y el arte se despliega en episodios de prosa po?tica erotizada como el siguiente:

Aparecen tres mesas ocupadas por tres adolescentes con m?scaras doradas. En la primera mesa, mitad morado y mitad amarillo muy apagados, cada una de las tres figuras est?n fuertemente adormecidas. A los pasos de danza, cada uno de los enmascarados sucesivamente baila alrededor de su mesa, y despu?s, describiendo semic?rculos y r?pidas l?neas, va desfilando por las otras dos mesas. Los de la segunda mesa pueden vestir un azul fosforescente con un rojo de fruta tropical roja. Los de la tercera mesa, blanco y un color intermedio, verde de hoja lloviznada, tal vez. Detr?s de las tres mesas, cuatro figuras mayores en armaduras. La primera figura, todas han de ser de hermosa estatura, como las mesas se presuponen ocupadas por gentilidad y adolescencia, muestra una armadura pesada y lent?sima, comenzando a danzar entre las tres restantes figuras del segundo t?rmino. Los enmascarados que ocupaban las primeras mesas se han vuelto a adormecer.Dador, con sus poemas en prosa y verso parece seguir un ritual. En este libro se percibe otro vigor en la l?rica de Lezama Lima. Se tiene la sensaci?n de estar asistiendo a una liturgia cuyas leyes son las de la propia poes?a.