200 años juntos

La historia del "problema jud?o" en Rusia ( y s?lo en Rusia?) es ante todo excepcionalmente rica. Hablar de ello significa escuchar nuevas voces y transmitirlas al lector. (En este libro, las voces jud?as se oir?n m?s a menudo que las de los rusos).



Pero los torbellinos del clima social nos empujan hacia el filo de la navaja. Se puede sentir el peso de ambos bandos, todos los agravios y acusaciones, tanto veros?miles como inveros?miles, que crecen a medida que avanzan.



El prop?sito que me gu?a a lo largo de este trabajo sobre la vida en com?n de los rusos y los jud?os consiste en buscar todos los puntos necesarios para un entendimiento mutuo, todas las voces posibles que, una vez que nos despojemos de la amargura del pasado, puedan conducirnos hacia el futuro.



Como todos los dem?s pueblos, como todos nosotros, el pueblo jud?o es al mismo tiempo un elemento activo y pasivo de la Historia; m?s de una vez ha realizado, aunque sea inconscientemente, importantes obras que la Historia le ha ofrecido. El "problema jud?o" ha sido observado desde diversos ?ngulos, pero siempre con pasi?n y a menudo con autoenga?o. Sin embargo, los acontecimientos que han afectado a tal o cual pueblo en el curso de la Historia no siempre, ni mucho menos, han estado determinados por este ?nico pueblo, sino por todos los que lo rodeaban.



Una actitud demasiado apasionada por una u otra parte es humillante para ellas. Sin embargo, no puede haber problemas que el hombre no pueda abordar con la raz?n. Hablar abiertamente, con amplitud, es m?s honesto, y, en nuestro caso preciso, hablar de ello es esencial. Por desgracia, las heridas mutuas se han acumulado en la memoria popular. Pero si miramos al pasado, cu?ndo sanar? la memoria? Mientras la opini?n popular no encuentre una pluma que arroje luz sobre ello, seguir? siendo un vago rumor, peor a?n: amenazador.



No podemos aislarnos definitivamente de los siglos pasados. Nuestro mundo se ha encogido y, sean cuales sean las l?neas divisorias, volvemos a ser vecinos. Durante muchos a?os he retrasado la escritura de este libro; me habr?a encantado no llevar esta carga sobre m?, pero los retrasos de mi vida se han acercado al agotamiento, y aqu? estoy.