Bicéfalo

La memoria seduce como una amenaza, como si detenidos en ella nos alcanzara la muerte que revolotea entre los chapoteados adioses y los cogotes de pollo de Bic falo. Aliteraciones, reiteraciones, versos breves, aireados y sin puntuaci n liberan la respiraci n para el baile apocal ptico con que Armando Rosselot responde a nuestro car cter fugaz, al tiempo enemigo. Sus terrores suceden a plena luz, cargando im genes sobre im genes, "bocas en olas" que navegan "peces entorpecidos por tr fico de moscas".Su primera persona es siempre f sica, en ella fluye el deseo hacia la segunda y, de paso, el lector, interpelado con la ternura de "nubes / en el regazo del cielo" y la violencia donde "hasta la arena me echa a patadas". Entre la noche llena de m sica de alas de Jos Asunci n Silva y la leche amarga de Paul Celan, Rosselot usa pinceles neorrom nticos y tr gicos para caminar "por senderos que no eran humanos / sino que eran de antes / mucho antes" y "de todos los pasillos posibles" hasta lograr otro perfil en la perplejidad del dolor contempor neo cuando "Afuera / todos cantan / como si nada".Enrique Winter